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Yiran

Vive con nosotros durante dos semanas, la de semana santa y la de pascua. Estudia en Pamplona educación con la idea de mejorar su español, que es a lo que se dedica. En China estudia español, es su carrera universitaria. Le gustaría trabajar en el futuro con empresas que necesitaran traductores chino-español. Y está con una beca, tipo erasmus, de un año de duración.

Mi madre lo lleva mejor, dice, pero a mi padre le parece que estoy perdiendo el tiempo aquí en vuestra granja, a él le gustaría que yo estudiara todo el tiempo. Yiran saca fotos con su móvil, muchas fotos, de los animales, de las flores, de las ensaladas, y se las envía inmediatamente a sus padres. En algún momento habla en chino por el móvil mientras trabajamos en la huerta. Dice

que se ha acordado de su abuela y le ha llamado. Cuando era niña, dice, vivía con mi abuela en el pueblo mientras mis padres trabajaban en la ciudad. Ahora Yiran tiene veintiún años y echa de menos a su abuela y a su huerta. Mi abuela es muy fuerte, dice.

Llama la atención lo concentrada que está en cualquier momento, incluso cuando no hace nada. Cuando trabaja en la huerta quitando hierbas del bancal de zanahorias, por ejemplo, lo hace concienzudamente, sin descanso, sin movimientos extra, una hierba tras otra. Y así pasa horas...con música de su móvil. Cuando acaricia a los perros es lo mismo, un buen rato en cuclillas, una caricia tras otra, sin levantar la mirada, sin decir nada, aunque pareciera que hay una conversación entre ellos. O cuando mira a los conejos. Cuando comemos se concentra en la comida, su mirada sobre el plato, sin distracciones, seria, sólo cuando le preguntamos algo levanta sus ojos y responde, o sonríe. Cuando sonríe le cambia la cara. Pero come en un centímetro cuadrado, podríamos decir. Nosotros usamos en la mesa mucho más espacio, intercambiamos más palabras, más miradas, gesticulamos más.

Un día mientras comemos nos pregunta a Peggy y a mí si nunca discutimos...Yo le pregunto si sus padres discuten. Mis padres no discuten, dice, mis padres no hablan, “solamente una frase cada día”. Con mi hermana y conmigo no hablan.

Yiran es menuda, morena, ojos obscuros, manos finas. Su manera de andar la reconoces de alguna manera, pasos cortos. Le sigue a Peggy por la huerta con sus pasitos, siempre un metro atrás. Luego se queda en algún bancal haciendo su tarea, hecha una bolita, recogida. Su cara es redonda, lleva el pelo recogido. Pocas veces muestra emociones, rostro neutro. Pero a veces sonríe y se le ilumina todo. Hace esfuerzos para pronunciar la erre y hablar bien, aunque le cueste trabajo.

Otro día estoy preparando macarrones. Yiran se acerca, mira la cazuela y comenta “ah¡ estas haciendo patatas”. Peggy y yo nos miramos con signo de interrogación. Más tarde, cuando hablamos de la pasta, ella se da cuenta y nos dice seria que siempre confunde pasta con patata.

Cuando se va de vuelta a Pamplona se nos queda su manera de estar en este mundo, manera diferente a la nuestra, su fortaleza que parece venir de lejos, sus dudas respecto a ese modo de estar.

Hubiéramos querido preguntarle más cosas sobre su abuela, sobre su madre, sobre su padre, le regalamos un perro mi madre y yo, dice, porque estaba todo el día en internet, ahora sale todos los días a pasearle. Hubiéramos querido saber más de ella. Cuando se va de vuelta a Pamplona nos deja escrito esto:

“Qué rápido pasa el tiempo... Me recuerdo que la primera vez vi a Peggy en la estación

de autobús, me puse relajada enseguida porque Peggy se ve tan amable como mi

abuela! Y luego vi el limpio coche (Miguel siempre dice así) y las fotos de los conejos.

En aquel momento no podía esperat a ver la granja más. Y la primera vez llegó a la

Padura me sorprendió que Jan puso el cebolla en la tierra tan rápido... y una cosa

interesante es que cuando llevamos a Rita a su casa, ella puso sólo una pata dentro

de la puerta ya quiso mover más... Otra cosa me sorprendió es la habitación que

vivo, qué bonita con estilo natural!!!

Me gusta mucho escuchar las charlas entre Miguel y Peggy. Vosotros casi parece una

pareja perfecta. Y por eso (también con algunas historias Peggy me ha dicho) entiendo

más o menos qué chico quiero pasar toda la vida con él, y qué familia quiero tener.

Además, me encanta escuchar las cosas de la familia de Jan. Tantas risas entre sus

padres, hermanas, amigos... desde así pienso que parece que está bien tener tres niños

en el futuro...

Además me recuerdo que Arri tiene unos hojos muy suaves y Maite siempre me

pregunta con mucho cariñoso. Y Loweki (quizá he escrito el nombre cortectamente)

aunque sólo conocemos de tres días, me parece un chico muy amableee!!! Miguel

me dijo que durante su viaje de Camino de Santiago, el más interesante es la gente.

Estoy de acuerdo con eso! Qué suerte que encontrar a vosotros todos!

Tengo muchas cosas de acuerdo con Peggy. Como trabaja con la tierra es como

hacer yoga. Las plantas, la tierra, los animales siempre hacen la gente sentir la paz.

Peggy tiene mucha pasión de Padura, educación de niños... Qué bonita cuando una

persona que puede hacer lo que gusta! Ahora estoy más seguro de que no puedo dejar

de buscar la cosa que me gusta y luego insistir hacerlo. Además, Peggy me dijo que

la único seguridad está en mi corazón. Es difícil, pero me parece una cosa muy

importante...

Cada día la feliz hora me gusta mucho es la que preparamos la comida y comemos

juntos. Siempre nos sentimos qué rica la comida y el vino¡¡¡ Aquí me enamorado

de la ensalada, jamón, queso, tortilla, el desayuno, el pastel de estilo de Peggy.

Otra cosa curiosa es que vosotros gusta mucho decir qué bonita o muy bien a muchas

cosas que encontrais. Jan dice muy bien a sí mismo después de limpiar unas yerbas.

Está bien, me parece que necesitamos dar más apoyante a la corazón y la apreciación

a la vida en lugar de reprocharlo y quejarlo.

Muchas gracias por el viaje al montañas del Sal y la Rioja. Son viajes maravillosos al

Sol, el cielo azul, el vino... y la experiencia escondí los chocolates con Peggy

paseamos los perritos!!!... Además un día fuimos al lago con Jan en bicicleta.

Al final, gracias por todo!!! Y quizás en mi sueño, siempre hay el bonito sonido de

“campanilla de viento”

YIRAN LAI


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