ESCARABAJO PELOTERO: la humilde fertilidad
Se comprende que hablar hoy de la mierda pueda parecer un atrevimiento socialmente incorrecto, una broma de muy mal gusto, una palabra que no saldría fácilmente, por ejemplo, de la boca de un candidato presidencial... En sentido contrario también se comprende que todos, reyes, cardenales, mercaderes del ibex, incluso las personas honradas, ¡todos! tratamos directamente con ella una vez al día, si todo va bien, eso sí, de una forma privada, silenciosa, ritual, lapidaria... Y en esas comprensiones estamos cuando ante nuestros ojos aparece sin buscarlo un montón de excremento coronado por una pareja de escarabajos. Los excrementos son propiedad, en sentido figurado, de las burras Tula y Mimi, y los escarabajos, de luto riguroso, se afanan en devorar aquello como si en ello les fuera la vida, que les va, y por ello les llaman coprófagos, comen mierda... para nuestra suerte.
Estos insectos son capaces de oler su comida desde lejos. Son famosos los escarabajos que atienden a la mierda de los elefantes (documental de la 2, hora de la siesta): los elefantes son capaces de cagar 100 kilos de mierda al día. Pues bien, en cada montón puede haber una colonia de 50 escarabajos trabajando con tesón, haciéndolo desaparecer en no mucho tiempo. Alguien lo tenía que hacer, una labor necesaria. Que se lo digan a los pastores australianos. Australia a partir del siglo XIX importó la oveja merina española, llegando a crear con el tiempo rebaños de varios miles de ovejas. Con lo que no contaban es que estos inmensos rebaños dejaban tras de sí tal cantidad de mierda que peligraba la salud de los pastos. La solución fue importar escarabajos peloteros de Africa o de Europa que ayudasen en la labor a los escasos peloteros del lugar.
Cuando es temporada estos bichos hacen una pelota de la misma mierda, a veces muy superior a su tamaño, y empujándola con sus patas traseras la llevan al lugar elegido como hogar. Este viaje se convierte en una aventura, ladrones desalmados, pendientes demenciales... El tamaño de la bola llama la atención de las hembras, una de ellas, la más impresionada, se posa sobre la bola y sigue el viaje con el macho. Llegado el momento hacen un agujero en la tierra, 50-60 centímetros, para enterrarla. La hembra mete en la misma bola los huevos fruto del matrimonio. Estos huevos llegarán a ser larvas que en su momento se alimentarán de la misma pelota que es su hogar.
Así que resumiendo, por si no había quedado claro, el montón de estiércol producido por las burras Tula y Mimi no sólo sirve de alimento al escarabajo, también le sirve para ligarse a su pareja, como caravana en un viaje aventurero, como nido-hogar donde nazcan sus vástagos y como alimento a la familia durante un tiempo.
Todo este asunto hace que los escarabajos comemierda sean un importante componente del ecosistema. Actúan como descomponedores, ayudan en la incorporación de nutrientes al suelo, contribuyen a la aireación y penetración del agua, participan en la diseminación de semillas, destruyen huevecillos y quistes de muchos parásitos intestinales del ganado, etc.
Debido a su encomiable labor, a sus maravillosas formas, colores y tamaños, los escarabajos siempre han llamado la atención de las mujeres y los hombres. De todos es sabido que para los egipcios representaban la renovación de la vida, la resurrección, la sabiduría, etc. Y sin embargo en nuestros campos de cultivo hoy día casi han desaparecido a causa de los insecticidas... tampoco es que haya en ellos mucha mierda pues ha sido sustituida por los productos químicos... incultura.
Elogio pues del escarabajo pelotero, humilde trabajador de la mierda, humilde no en el sentido de pobrecito, modesto, callado, sino en lo que le relaciona con el humus (de donde procede humilde), tierra fértil. Elogio del escarabajo pelotero, transformador de la mierda, humildemente fértil.